Más de una persona se ha preocupado por el déficit atencional, cuando lo citan al colegio de su hijo por no prestar atención en clases, tener problemas para realizar las tareas y distraerse con facilidad…
Tranquilo, es algo completamente normal que menores de edad sean más distraídos y les cueste un poco más poder concentrarse.
Pero cuando esta situación perdura en el tiempo y va creciendo a medida que ya son adultos, es necesario recurrir a un especialista para ver si padecen de déficit atencional.
Es de los desórdenes neuroconductuales más comunes, donde niños y adultos sienten desatención un 20% o 30% más que las personas normales.

¿Qué es el déficit atencional?
El déficit atencional es un trastorno neuroconductual más común de la niñez, que a menudo, se diagnostica durante la vida escolar, pero puede llegar a perdurar hasta la etapa de la adultez.
Las personas que lo sufren tienen dificultades para prestar atención, presentando un comportamiento impulsivo, y en algunos casos hiperactivos.
El déficit atencional tiene relación en cómo funciona el cerebro y en cómo las personas se van adaptando a las diferentes demandas cognitivas que les van presentando.
Muchas personas con déficit atencional logran adaptarse bien a su realidad, debido a que las capacidades las tienen bien desarrolladas…
Pero un buen rendimiento les exige una gran cuota de energía, por lo que ese desgaste puede llegar a ocasionar un colapso más adelante.
Con esto presente, no es raro encontrar a un profesional exitoso de 40 años que se siente muy cansado, que tiene problemas para dormir, que es disperso, y que no rinde lo suficientemente bien como lo hacía antes.
Ya de adultos, aparte de mantenerse desconcentrados, tienen fallas en su memoria y se distraen fácilmente, entonces, ¿cómo nunca se dieron cuenta del problema?
Sucede que a las personas con déficit atencional trabajan bajo motivaciones, es decir, si están contentos estarán bien, si es rutinario disminuye su interés, baja su rendimiento y comienza un estrés crónico…
Hablamos precisamente de los dolores de cabeza, insomnio, dolores abdominales, sensación de insatisfacción, cansancio y mal humor.
Lo bueno (no todo es negativo), estas personas tienen capacidades muy sobresalientes…
Por ejemplo, tienen una gran capacidad de percibir la información (antenas bien puestas), son personas sensibles, intuitivas, buenos líderes, y son exitosos.
¿Cuáles son los síntomas del déficit atencional?
El déficit atencional se puede dividir en tres tipos, los cuales presentan sus propios síntomas:
- Falta de atención: No presta atención a detalles, dificultad para prestar atención en tareas o juegos, no parece escuchar cuando le hablan de forma directa…
No finaliza obligaciones o tareas, dificultad para organizarse, se distrae fácilmente, no sigue instrucciones, pierde objetos personales con frecuencia.
- Hiperactividad: Mueve manos y pies constantemente, se levanta reiteradas ocasiones de su asiento, se entromete en actividades de otras personas, corre y salta en situaciones inapropiadas.
- Impulsividad: Actúa y habla sin pensar, suele interrumpir a los demás, no espera su turno para poder hablar, responde sin haber terminado la persona de preguntar.
¿Cuándo acudir a un médico?
La gran mayoría de las personas que sospechan tener déficit atencional, suelen experimentar problemas significativos en más de una etapa de su vida.
Estos problemas, que pueden afectar tanto a niños como adultos, es importante monitorearlos constantemente e identificarlos a tiempo.
Dentro de los problemas más comunes están:
- Rendimiento irregular en empleo/escuela, perder interés o dejar trabajos frecuentemente.
- Antecedente de menor rendimiento académico/profesional.
- Poca habilidad para manejar responsabilidades rutinarias, como tareas domésticas u organizar su día a día.
- Problemas en las relaciones personales y laborales.
- Estrés crónico y preocupación crónica por no cumplir con los objetivos, metas y responsabilidades.
- Sentimientos crónicos de frustración o culpabilidad.

¿Cómo se diagnostica y qué tratamiento seguir?
El proceso para diagnosticar a una persona con déficit atencional requiere de varias etapas, por lo que no existe un único examen para determinarlo.
El especialista debe investigar cuales son los síntomas actuales del paciente y cómo ha sido su historia de vida…
Además, es necesario realizar pruebas neuropsicológicas para evaluar el funcionamiento cognitivo del paciente.
Muchos otros problemas como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de discapacidades del aprendizaje pueden presentar síntomas muy similares al déficit atencional.
Y es por esta razón es tan relevante que un neurólogo (el más apropiado), se haga cargo de realizar un diagnóstico diferencial de la condición del paciente.
El déficit atencional siempre debe ser monitoreado y tratado por especialistas y familiares de quienes lo padecen.
Lo más importante es que el paciente y su familia entiendan claramente lo que está ocurriendo. Y es que, si dejan de preocuparse, más problemas traerá a su vida futura.
El neurólogo es capaz de reconocer en la primera etapa de tratamiento los síntomas y entender porqué le ocurren al paciente.
De esta manera, se espera que la persona y sus cercanos cambien su rutina para funcionar mejor, destacando una importante disminución de trabajo y de no realizar muchas otras cosas a la vez.
Además, se espera progresivamente que las personas puedan ser capaces de organizarse, planificar y evitar el exceso de estímulos para mantener la concentración.
Para ello, es necesario un esfuerzo considerable de la persona que tiene déficit atencional, ya que los fármacos sólo se pueden obtener con prescripción médica, considerando que cada paciente tiene una condición y estilo de rendimiento diferente.
De todas formas, hay que tomar en consideración que más allá de ayudar a que nuestros seres queridos logren una buena concentración, se busca mejorar su estilo de vida…
Tomemos en cuenta que los tratamientos serán de por vida, pero que si son debidamente diagnosticados y tratados, serán una condición humana completamente manejable.