Difícil de creerlo o no, el Mindfulness ha estado presente por siglos en nuestra historia. Actualmente, las personas se han dedicado a adoptar y a perfeccionar esta técnica milenaria de meditación, ocupada por los budistas hace 2500 años atrás.
Cuando hablamos de Mindfulness, nos referimos al hecho de ser conscientes y estar atentos al momento del presente. Una técnica ya occidentalizada, que busca mejorar la calidad de vida de las personas, sin obligarlos a entrar en una filosofía o creencia religiosa con la que no se sientan cómodos. Mejor dicho, sin obligarlos a convertirse en budistas.
A quién no se le ha pasado por la cabeza levantarse una mañana y pensar en, “hoy tengo que cumplir con los trabajos que mi jefe me encomendó, no recuerdo qué tanto me faltaba por hacer, ¿cuánto tiempo me queda para arreglarme y salir?, debo apurarme para no llegar atrasado, durante la tarde tengo que ir a realizar las compras de la casa, olvidé la lista de las cosas que necesitaba”.
Este ejercicio mental que usamos es muy frecuente, tan así que nos permite predecir, resolver o evitar acontecimientos que pasarán a futuro, además de tener en mente las experiencias anteriores. Pero, ¿qué pasa con el presente?, ¿cuántas cosas perdemos en nuestro presente por prestarle más atención a los próximos sucesos? El Mindfulness, busca principalmente erradicar ese comportamiento de nuestro sistema, reflexionando sobre la importancia de vivir el día a día.

¿Qué es el Mindfulness?
Al buscar el significado de Mindfulness, nos encontramos con que es un método de meditación para conseguir consciencia plena o atención plena, centrando nuestra mente en lo que pasa en el “aquí y ahora”, aceptando nuestras experiencias, sin intentar cambiar el pasado y sin juzgar nada ni a nadie.
Empezando a utilizarse durante 1979 como terapia, por el doctor Jon Kabat-Zinn, en la clínica de reducción del estrés del Hospital de la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos. Con unas 8 sesiones programadas, ayudó a que las personas aprendieran a vivir con condiciones médicas crónicas, aceptándose a ellos y a su entorno, aprendiendo a renunciar a los ruidos y distracciones, que afectaran su mente.
Gracias a este primer paso, con el tiempo los médicos han descubierto que el Mindfulness, al utilizarse en rutinas diarias, beneficia a la salud reduciendo el estrés y la ansiedad, mejorando los niveles de concentración, y mejorando la capacidad de la memoria. Por otro lado, y no menor, es muy positivo para el autocontrol de los niños, desarrollo de la resiliencia, y mejores recursos de afrontamiento para personas con enfermedades crónicas.
Al ejecutar el Mindfulness en tu vida cotidiana, permites generar una conexión contigo mismo, con tu cuerpo, con tu mente y con tus emociones. Para muchos, se ha convertido en un ejercicio necesario si quieres llegar a administrar de manera correcta pensamientos y emociones.
¿Qué debo tener presente antes de empezar?
Antes de realizar cualquier ejercicio sobre el Mindfulness, hay que partir por lo básico y entrenar duro para conseguir un estado mental óptimo. Para alcanzar el nivel requerido, existen opciones como el yoga, meditación, respiración consciente, etc.
Es importante tomar en cuenta que Mindfulness no es lo mismo que la meditación. Es un rasgo o estado que se consigue a través de la meditación, buscando que nuestra mente se relaje, entre en un estado puro y profundo de consciencia, dejando de lado nuestras emociones, y sentimientos que pueden llegar a perturbarnos al ejecutar este ejercicio.
Nunca está de más ofrecer algunos tips, para aquellos que recién se sumergen en este mundo. Primero, tomar en cuenta un momento del día que nos acomode, sin ningún tipo de responsabilidad por hacer, un ambiente amplio y sin objetos alrededor que puedan llegar a distraer, ponernos ropa cómoda, concentrarnos en el nivel de nuestra respiración y dejar fluir nuestros pensamientos.
Ojo, hay que ser perseverante con la rutina, y no abandonarla si no notamos cambios en los primeros días, nuestro cerebro acostumbra ir a un ritmo acelerado, que no para de procesar información. Con práctica, rutina y entrenamiento, cada vez costará menos.

¿Cómo se practica?
Además de ser un ejercicio totalmente útil, no es un requisito pagar por sesiones, ya que lo puedes realizar desde la comodidad de tu casa, tomando en consideración que para llegar a un ritmo óptimo, debes emplear al menos 30 minutos de tu tiempo.
Para realizar este ejercicio, primero debes ser consciente de lo que está pasando en tu presente. Lo principal es prestar atención a lo que está pasando en tu cuerpo y a tu alrededor, ya que se trata de agilizar los sentidos de percepción.
Luego, es importante observar lo que va pasando por tu mente, aunque el contenido vaya variando. Esto implica también, aceptar el hecho de que aparecerán pensamientos que no queremos recordar, ya que nos generan disgusto… No debes poner resistencia.
El Mindfulness invita a que pase tu curiosidad por experimentar nuevas cosas. Sin embargo, debemos abstenernos de realizar una reacción positiva o negativa de los pensamientos, neutralidad ante todo.
Soltar e intentar no retener las experiencias, el Mindfulness invita a no aferrarse. Todo es parte de un ciclo, por eso mismo la paciencia es prioridad, invitando a entender que las cosas pasan a su debido tiempo. Pero lo más importante de todo, es generar confianza. Se trata de creer en uno mismo, en nuestros sentimientos y la intuición.
¿Qué ejercicio resulta útil para empezar?
Estos ejercicios están recomendados para agilizar tu atención. Si en algún momento te cruza un recuerdo, tranquilo, déjalo fluir y vuelve a concentrarte en la atención del objeto.
- Respira consciente de todos los procesos que implica llegar a tomar y botar el aire por nuestro cuerpo, inhalación, sensación del aire en nuestra nariz, nuestros pulmones llenos de aire, y expulsándolo por nuestra boca.
- Enciende una vela y presta atención a la llama, observa su recorrido, cambio de color y su movimiento.
- Al tomar una ducha, toma atención de la sensación que te produce conectar el agua con tu piel, medir la temperatura del agua, intensidad del flujo de la llave, etc.