Dentro de la comunicación humana, encontramos dos grandes protagonistas: hablar y escuchar. Es frecuente asumir que el hablar es la parte activa del lenguaje, dejando el escuchar a un lado más pasivo.
Hoy se está poniendo más atención a la forma en que escuchamos. Este es un tema muy importante en nuestras relaciones interpersonales. Sin ir más lejos, gran parte de los divorcios se generan por una comunicación inefectiva en la pareja. Si nos vamos al área empresarial, veremos que también resulta ser un elemento clave.
La escucha activa evita los bloqueos de comunicación y favorece la empatía.
¿Qué significa saber escuchar?
Para desarrollar las habilidades que necesitamos para escuchar de manera efectiva, tenemos que salir del concepto tradicional del lenguaje y la comunicación.
El escuchar es determinante dentro de la comunicación humana. Si bien cada uno habla para ser escuchado, sólo logramos hablar de manera efectiva cuando somos escuchados de la misma forma.
Dicho lo anterior, podemos afirmar que el hablar es validado por el escuchar. Ahora, al hablar de comunicación humana el sentido se vuelve esencial. No podemos dejar de lado la manera en que las personas entienden lo que se les dice.
Humberto Maturana plantea que “El fenómeno de la comunicación no depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa con el que recibe. Y esto es muy distinto a transmitir información”. Cuando algo no es escuchado de la manera esperada, las personas llenan este espacio con historias y juicios personales.

Escuchar no es lo mismo que oír
Oír es un fenómeno biológico, que se genera por estímulos ambientales. Nuestro mecanismo biológico es el que determina lo que podemos o no oír. Por otro lado, escuchar pertenece a lo que es el lenguaje y se constituye en nuestras interacciones sociales.
La gran diferencia reside en que cuando escuchamos generamos un mundo interpretativo. Escuchar implica comprender e interpretar. Entonces, pasamos de oír a escuchar cuando interpretamos un sonido. Esa es la raíz de su aspecto activo.
El factor interpretativo del escuchar es tan importante, que es posible escuchar sin que haya sonidos. Por ejemplo, escuchar silencios, gestos, posturas del cuerpo y movimientos.
El lenguaje es acción, no sólo un acto descriptivo. Cuando hablamos actuamos y generamos realidad. El escuchar también implica acción.
¿En qué consiste la escucha activa?
La escucha activa prepara a ambas personas para escuchar y hablar, sintonizando emocionalmente. Este término surge con el psicólogo Carl Rogers a mediados de 1950. Sin embargo, es Thomas Gordon quien populariza la idea y la convierte en un método y actitud ante la crianza.
Este modelo de comunicación, plantea la idea de que todas las personas merecen ser tratadas con atención y respeto. De esta forma, el hablante puede estar seguro de que el oyente le ha entendido.
Se debe atender a la totalidad del mensaje que se recibe. Es decir, prestar atención tanto a lo que se dice como a la forma en que se dice. Para esto, hay que considerar los elementos no verbales y paraverbales.
Escuchar es un proceso activo, donde actúan nuestros sentidos, intelecto y afecto. Es más complejo que hablar, requiere esfuerzo y concentración. El silencio es un componente esencial, que no significa estar ausente. Más bien se puede mantener una postura atenta, abierta y relajada, junto a una mirada que indique que estamos ahí para escuchar.
Errores comunes al escuchar
- Rechazar las emociones que manifiesta quien habla.
- Juzgar.
- Tratar de solucionar el problema.
- Interrumpir.
- Contar nuestra propia historia.
- Dar consejos que no se han pedido.
- Descalificar.

¿Cómo escuchar de manera activa?
Existen varias formas que se pueden emplear, dependiendo del nivel de entendimiento que se alcanza:
- Parafrasear: resumir lo que se ha escuchado. Se pueden resaltar las partes que más nos han llamado la atención. Es una manera de dirigir la conversación, ya que el hablante puede ampliar la información en la dirección que el oyente ha destacado.
- Reflejar el estado emocional: demostrar que se entiende lo que está sintiendo quien habla. Puede ayudar decir “sé cómo te sientes” o “te entiendo”.
- Validar: mostrar que se acepta lo que se está escuchando, aún si no se está de acuerdo.
- Estar completamente de acuerdo: demostrar el total acuerdo con lo que se está escuchando.
- Cualificar: como una opinión propia y no una afirmación indiscutible. Para esto se pueden utilizar frases como “desde mi punto de vista” o “en mi opinión”.
Si bien no se puede aceptar aquello con lo que no estamos de acuerdo, podemos validar lo que escuchamos y entregar una opinión propia. Estos métodos dan resultados si quienes hablan encuentran un punto en común. Casos en los que no existe este punto, pueden llevar a un distanciamiento.
Para poder tener una mejor comunicación, deben existir habilidades expresivas. También es necesario buscar formas no defensivas de expresarse.
Escucha activa con niños
La escucha activa es una manera respetuosa de tratar a los niños. Además de sentirse escuchados, prestan más atención a los adultos y comprenden mejor sus explicaciones. No sólo facilita la comunicación a nivel de familia, también potencia la empatía y fortalece los lazos afectivos.
Aplicar la escucha activa a nivel familiar, significa oír atentamente a los niños colocándose a la altura de sus ojos. De esta forma, se puede establecer un contacto visual. Los niños verán a los padres más cercanos y sentirán la certeza de ser importantes para ellos.
Junto con este acto de mirar a los ojos, se debe empatizar con sus estados emocionales. Es importante poder transmitirles calma y serenidad. Este método se puede aplicar a cualquier situación, desde una rabieta a una simple conversación.
Aplicar la escucha activa, permitirá a los padres comprender mejor a sus hijos. Es necesario que salgan de su mundo y entren en el universo del niño. De esta forma, podrán detectar pequeñas pistas emocionales que de otra forma pueden pasar desapercibidas.

Escucha activa y empatía
La comunicación empática es una herramienta valiosa en cualquier ambiente de trabajo y también en el ámbito social. La palabra empatía se refiere a la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otra persona. Una persona empática, puede entender el mundo interior del otro sin hacerlo suyo.
Resultan clave en la comunicación empática, la comprensión y la escucha activa. Al comunicarnos con otra persona, hay dos vías principales para entender lo que estamos diciendo:
- Comprensión intelectual: el oyente se centra en los acontecimientos. La atención se centra en lo que el otro está diciendo.
- Comprensión empática: la atención está en cómo el interlocutor está hablando. El foco está en los matices emocionales de la narración.
Tres elementos clave de la comunicación empática
- Transparencia: no ocultar las reacciones emocionales.
- Autocontrol: no confundir nuestras reacciones con las de la otra persona.
- Aceptación incondicional: evitar juzgar la conducta de los demás y centrarnos en lo que sienten.