Los trastornos del sueño son más frecuentes de lo que podemos pensar. Si bien no son una patología grave, pueden traernos complicaciones a nuestro diario vivir. Desde agotamiento, hasta dificultad para cumplir con nuestras obligaciones.
Fases del sueño
Lo primero que haremos, será entregar una pequeña reseña de la estructura del sueño, lo que ocurre cada noche con nuestro cuerpo. Mientras dormimos, hay varios procesos que nos preparan para enfrentar el nuevo día por llegar.
Entre éstos, hay procesos regenerativos de los músculos y hormonales. Por este motivo, el descanso es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
Nuestro sueño es cíclico y se divide en ciclos de aproximadamente 90 minutos. Dentro de éstos, se generan diferentes etapas de sueño:
- Fase I o etapa de adormecimiento: aproximadamente los 10 primeros minutos del sueño, desde que estamos en vigilia hasta que nos adormecemos. Es una etapa de transición.
- Fase II o etapa de sueño ligero: aproximadamente el 50% de nuestros ciclos de sueño. Nuestro cuerpo se va desconectando, nuestra respiración y ritmo cardiaco se ralentizan.
- Fase III o etapa de transición: apenas dos o tres minutos. Aquí nos acercamos al sueño profundo. Nuestro cuerpo entra en un estado de relajación profunda.
- Fase IV o sueño profundo: aproximadamente un 20% de total del ciclo del sueño. Es la etapa más importante y la que determina la calidad de nuestro descanso. Nuestro ritmo respiratorio es muy bajo, al igual que nuestra presión arterial.
- Fase de sueño REM o etapa de sueño paradójico: un 25% de nuestro ciclo del sueño, entre 15 y 30 minutos. Hay un movimiento constante de los globos oculares bajo los párpados. Hay una alta actividad cerebral, muy similar a cuando estamos despiertos. Es cuando soñamos y captamos información desde el exterior.

¿Qué son los trastornos del sueño?
Hay más de 100 tipos de trastornos del sueño y, aún sin ser una patología grave, pueden afectar mucho nuestra calidad de vida. Esto no sólo para quienes sufren el trastorno, sino también para quienes comparten sus horas de descanso.
Dormir es fundamental para la salud mental y física, por lo que los trastornos del sueño alteran nuestra memoria, concentración, coordinación, función cardiaca y estados de ánimo.
¿Cuáles son sus causas?
Sus causas son variadas. Pueden aparecer como efecto de otras enfermedades, al igual que pueden favorecer la aparición de otras patologías.
¿Cuáles son los trastornos del sueño más comunes?
Entre los trastornos del sueño, encontramos:
- Insomnio: dificultad para conciliar el sueño o despertar en medio de la noche y no poder volver a dormir. La ansiedad, hipertiroidismo, enfermedades psiquiátricas o que producen dolor, son las causas más comunes.
- Hipersomnia: aumento del sueño normal en un 25%. Dentro de sus causas más comunes, está la ansiedad o depresión grave, abuso de hipnóticos o apnea del sueño.
- Narcolepsia: crisis reiteradas de sueño durante la vigilia. Una de sus causas puede ser una hipersomnia crónica en edad temprana.
- Ronquidos: obstrucción de la faringe, que no deja pasar el aire. Es más frecuente en hombres, a partir de los 40 años, sobre todo si sufren de obesidad. Muchas veces vienen acompañados de apneas.
- Apneas del sueño: obstrucción de la faringe, que no deja pasar el aire.
- Síndrome de piernas inquietas: sensación de hormigueo en el interior de las piernas, con movimientos espontáneos e incontrolables. Pueden tener su causa en la anemia ferropénica, insuficiencia renal crónica, diabetes mellitus o enfermedad de Parkinson. Hay también medicamentos que pueden agravar los síntomas (sedantes, antihistamínicos, neurolépticos, antidepresivos).
- Terrores nocturnos: episodios de terror, con gritos y agitación. A veces vienen acompañados de sonambulismo.
- Pesadillas.
- Sonambulismo: caminar de manera semi inconsciente, dormido.
- Bruxismo: puede ser generado por estrés emocional e interferencias oclusales.
Síntomas de los trastornos del sueño
Algunos de los síntomas que podemos identificar, son:
- Agotamiento físico.
- Bajo rendimiento.
- Sueño diurno o sensación de no haber descansado.
- Dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales o sociales.
- Imposibilidad para conciliar el sueño.
- Despertar temprano.
- Sensaciones desagradables en las piernas. Por ejemplo, hormigueo, cosquilleo, calor, tirantez, etc. Esto va de la mano con una necesidad de mover las piernas, que aumenta con el reposo y disminuye con el ejercicio.
- Falta de concentración.
Factores de riesgo
- Obesidad.
- Consumo de alcohol, sedantes, relajantes musculares y consumo de otras drogas, como la cafeína.
- La frecuencia es bastante mayor en hombres.
- Trastornos hormonales.
- Factores genéticos.
- Malos hábitos de sueño. Como siestas largas, horarios irregulares, largos ratos leyendo o viendo televisión.
- Tener una pareja que sufre de ronquidos.
Recomendaciones
- Mantener un peso adecuado.
- Tratar la congestión nasal, en caso de que exista.
- Poner atención en la postura en que se duerme. Hay personas que sólo presentan el problema al dormir de espalda.
- En casos de apnea moderada a severa, que se asocia a complicaciones cardiovasculares, se puede usar un dispositivo CPAP nasal que inyecta aire en el sueño. Éste elimina ronquidos, apneas y microdespertares.
- Cirugía, en casos de no tolerar el CPAP nasal.
- Uso de dispositivos inteoclusales durante el sueño. Éstos ayudan a reducir alteraciones que afecten la dentadura, músculos y articulaciones, reduciendo el dolor y la tensión provocada por el bruxismo.
- Técnicas de autorregulación física. Como reeducación funcional, técnicas de relajación y terapia física.
- Higiene del sueño.
- Fármacos que ayuden con la ansiedad, hiperactividad muscular y el dolor asociados al bruxismo.

Diagnóstico de trastornos del sueño
El correcto diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño, requiere de un enfoque multidisciplinar. Para identificar estos trastornos, se realiza una polisomnografía o prueba del sueño.
La prueba del sueño consiste en el registro durante la noche de determinadas variables fisiológicas. Entre ellas están: electroencefalograma, flujo nasal, saturación de oxígeno y frecuencia cardiaca. Esto permite conocer la estructura del sueño del paciente e identificar su trastorno.
Trastornos del sueño y adultos mayores
Los trastornos del sueño son comunes en adultos mayores, pero se pueden prevenir y tratar. ¿Te has fijado en que los adultos mayores duermen menos que un adulto o un niño? Esto se debe principalmente a la reducción de producción de melatonina, que es la hormona responsable de regular nuestros patrones de sueño.
Para un adulto mayor, lo recomendable es un descanso de entre 7 y 8 horas. Sin embargo, es muy frecuente encontrar en ellos insomnio crónico o intermitente o problemas para conciliar el sueño. Es común ver que duermen menos tiempo y se levantan muy temprano.
En esta etapa de la vida, se suele tener un sueño menos profundo y más entrecortado, aún gozando de buena salud.
A partir de los 65 años, el sueño se vuelve más intermitente. Se estima que el tiempo total de sueño disminuye en aproximadamente una hora. Los trastornos más comunes en esta etapa, son: insomnio, piernas inquietas, narcolepsia, hipersomnio y apnea del sueño.
Los trastornos del sueño en adultos mayores, pueden ser provocados por:
- Enfermedad de Alzheimer.
- Consumo de alcohol.
- Enfermedades crónicas, como insuficiencia cardiaca.
- Consumo de ciertos fármacos.
- Adicción a sustancias psicoactivas o suplementos.
- Depresión o ansiedad.
- Sedentarismo.
- Enfermedades reumatológicas, artritis o fibromialgia.
- Dieta poco balanceada.
- Consumo de bebidas estimulantes.
- Tabaquismo.
- Incontinencia.